El órgano histórico de Gaspar de la Redonda: la joya musical que hace latir a Torre de Juan Abad
En el corazón de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Olmos, en Torre de Juan Abad, se alza uno de los tesoros musicales más singulares del patrimonio español: el órgano histórico construido en 1763 por el maestro Gaspar de la Redonda. Más que un instrumento, es una voz antigua que sigue dialogando con el presente; un símbolo que define la identidad cultural de la localidad y, por extensión, del Campo de Montiel.
Un instrumento del siglo XVIII que sigue vivo
El órgano fue levantado en pleno siglo XVIII, en una época de esplendor para la organería barroca ibérica. Su creador, Gaspar de la Redonda Zeballos, pertenecía a una prestigiosa familia de organeros que dejó huella en numerosos templos españoles. En Torre de Juan Abad creó una obra excepcional tanto por su sonoridad como por su magnífica caja, tallada y policromada con un gusto que revela la maestría del arte sacro de la época.
La tribuna donde descansa, realizada por el tallista Cristóbal García Hidalgo, vecino de la propia villa, forma un conjunto armónico con la arquitectura del templo. Allí, entre molduras y columnas, el órgano se convierte en una pieza escultórica tanto como musical.
A diferencia de muchos órganos históricos del país que sufrieron daños, pérdidas o profundas alteraciones, el de Torre de Juan Abad llegó al siglo XXI prácticamente íntegro. Su restauración, acometida con rigor y profundo respeto por su diseño original, permitió devolverle toda su potencia expresiva, conservando intacta su personalidad sonora.
La magia de su sonido
Este órgano barroco de un teclado y octava corta posee una riqueza de timbres que sorprende incluso a los músicos más experimentados. Entre sus registros destacan los violines, la corneta, la címbala o el lleno, que permiten explorar desde la suavidad más íntima hasta una plenitud sonora poderosa y luminosa.
Su trompetería horizontal —o “en batalla”— despliega los tubos hacia el exterior como un abanico de metal. Gracias a ella, el sonido se expande con una claridad y una viveza que envuelve por completo la nave de la iglesia. Es esa mezcla entre delicadeza y bravura lo que convierte a este órgano en un instrumento único, capaz de emocionar tanto al experto como al visitante ocasional.
No es extraño que se haya convertido en uno de los órganos más grabados y estudiados de España, referencia obligada para organistas nacionales e internacionales.
Una historia que comienza mucho antes
La tradición organística de Torre de Juan Abad no nació en el siglo XVIII. Ya en el siglo XVI existen documentos que hablan de la presencia de un órgano en la parroquia. Este legado musical se ha transmitido de generación en generación, formando parte de la vida litúrgica, social y cultural de la localidad.
Además, la villa conserva un vínculo literario único: fue lugar de retiro de Francisco de Quevedo, que escuchó en este mismo templo un órgano anterior al actual. Pocas localidades pueden presumir de un patrimonio donde se entrelazan música, historia y literatura de forma tan profunda.
Un emblema para Torre de Juan Abad y para el Campo de Montiel
El órgano histórico de Gaspar de la Redonda es, para la localidad, motivo de orgullo y una carta de presentación incomparable. Es también un motor de vida cultural: atrae a investigadores, musicólogos, organistas y visitantes que descubren, a través de él, la riqueza patrimonial del municipio.
Para la comarca del Campo de Montiel se ha convertido en un símbolo de capacidad cultural y de conservación patrimonial. Su presencia demuestra que el mundo rural puede custodiar y ofrecer al público tesoros del máximo nivel, proyectando una imagen moderna y viva del patrimonio histórico.
El ciclo internacional de conciertos: música para todos
Desde principios del siglo XXI, el órgano es el protagonista de un prestigioso Ciclo Internacional de Conciertos que convierte a Torre de Juan Abad en un auténtico santuario para la música de órgano. Durante varios meses, intérpretes de catedrales europeas y españolas llenan de música el templo, ofreciendo recitales que combinan virtuosismo, espiritualidad y emoción.
Estos conciertos no solo difunden la música antigua: también revitalizan la vida social y turística del pueblo. Cada actuación es una celebración en la que se unen historia, arte y comunidad. Y, en ocasiones especiales, la música incluso se traslada a la ermita de Nuestra Señora de la Vega, donde se organiza el ya emblemático concierto “a la luz de las velas”, una experiencia que envuelve al espectador en un ambiente casi mágico.
Un patrimonio que respira futuro
El órgano de Gaspar de la Redonda es un ejemplo de lo que un pueblo puede conseguir cuando cuida y valora su legado. No es una pieza de museo: es patrimonio vivo. Cada recital, cada nota que resuena entre los muros de la iglesia, recuerda que este instrumento no solo sobrevivió al paso del tiempo, sino que hoy tiene más vigencia que nunca.
En cada interpretación, en cada visita guiada, se escucha algo más que música: se escucha la voz de una comarca que ha decidido proteger su historia y proyectarla hacia el futuro.
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