La “perra chica”: cuando la historia se encuentra bajo nuestros pies
Un paseo por los caminos de nuestro Campo de Montiel es lo que tiene. Siempre lo he dicho: mucho que ver, pero más por descubrir. A veces, la historia no está en los libros ni en los museos, sino bajo nuestros propios pasos.
Todas ellas tienen su origen en unas monedas que comenzaron a circular en 1870, durante el Gobierno Provisional surgido tras la Revolución de 1868, que puso fin al reinado de Isabel II.
En uno de esos paseos, tuvimos la suerte —y la casualidad— de encontrar una auténtica “perra chica”, una moneda emitida en 1870. Tras una pequeña limpieza y un merecido “lavado de cara”, la pieza dejaba ver con mucha más claridad sus detalles. En la imagen os dejo, a menor tamaño, las fotografías de ambos lados con mejor calidad.
Pero… ¿qué era exactamente la perra chica?
¿Por qué “perra chica” y “perra gorda”?
El nombre de “perra” hacía referencia popular a los céntimos en los que se dividía la peseta. Para diferenciar las monedas, el pueblo comenzó a utilizar los términos “gorda” y “chica”.
- La perra gorda era la moneda de diez céntimos.
- La perra chica era la de cinco céntimos, más pequeña y de menor valor.
Ambas compartían un diseño muy similar, lo que llevó a esta curiosa distinción popular. Oficialmente, eso sí, la moneda de diez céntimos se llamaba simplemente diez céntimos de peseta o una décima de peseta.
El nacimiento de la peseta
El 19 de octubre de 1868 nace la peseta como unidad monetaria oficial por decreto del Gobierno Provisional. Este Ejecutivo decidió centralizar toda la producción en la Ceca de Madrid, origen de la actual Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Desde entonces, todas las pesetas que circularon hasta la llegada del euro fueron acuñadas allí.
El decreto era claro:
“En todos los dominios españoles la unidad monetaria será la peseta, moneda efectiva equivalente a 100 céntimos”.
Además, la nueva moneda debía adaptarse al Sistema Métrico Decimal y tener el mismo peso y ley que otras monedas europeas como la lira italiana o el franco francés.
Cada peseta, en sus pequeñas dimensiones, encerraba historia, política, economía, religión y arte del momento en que fue acuñada.
Arte, simbolismo… y un león que parecía un perro
La perra gorda se emitió en 1870 y tuvo un papel fundamental en la economía española hasta su desaparición el 29 de octubre de 1941, cuando fue sustituida por monedas de aluminio de diez céntimos. Aun así, durante años, el pueblo siguió llamándolas igual.
Y fue precisamente ese león el que dio origen al apodo. Para muchos, aquella figura no parecía un león… sino un perro. De ahí nacieron los nombres de perra gorda y perra chica.
La perra chica mantenía el mismo diseño, pero con menor tamaño y valor, al tratarse de una moneda de cinco céntimos.
Un pequeño tesoro con una gran historia
Nunca sabremos a quién perteneció esta moneda ni si su pérdida supuso un gran disgusto. Lo que sí sabemos es que hoy, casi siglo y medio después, vuelve a contarnos una historia que forma parte de nuestra memoria colectiva.
Porque a veces, en los caminos del Campo de Montiel, la historia no se busca… se encuentra.
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