La Cañada Real Conquense: eje histórico, natural y cultural del Campo de Montiel
La Cañada Real Conquense – de los Serranos constituye uno de los grandes corredores históricos de la Península Ibérica y una de las vías pecuarias más largas de España. Con un recorrido aproximado de 132 kilómetros, atraviesa de norte a sur el sector oriental de la provincia de Ciudad Real, articulando paisajes, pueblos y siglos de historia, hasta culminar en el término municipal de Castellar de Santiago, ya en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén.
Esta cañada forma parte de la extensa red de caminos utilizados tradicionalmente por la trashumancia, una práctica milenaria que permitió durante siglos el desplazamiento estacional de grandes rebaños de ganado ovino, caprino y vacuno —e incluso reses bravas— en busca de los mejores pastos. Hacia el sur durante los meses de invierno y hacia el norte en verano, hasta los altos agostaderos de las sierras turolenses.
Un recorrido estructurado y señalizado
El itinerario está organizado en seis grandes tramos, que facilitan su comprensión y recorrido:
- Desde la ermita de San Isidro, en Socuéllamos, hasta la carretera CM-400.
- Desde este punto hasta el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
- De Ruidera a Alhambra.
- De Alhambra a Pozo de la Serna.
- Desde Pozo de la Serna hasta la CR-614.
- Y el tramo final hasta la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago.
Para favorecer su uso recreativo, cultural y turístico, la ruta se encuentra debidamente señalizada, con balizas de madera, paneles informativos y una cartografía detallada que incluye quince mapas interpretativos.
Tres grandes paisajes en transición
Uno de los principales valores de la Cañada Real Conquense es la diversidad paisajística que atraviesa, permitiendo comprender la evolución geográfica del territorio.
El recorrido se inicia en la Llanura Manchega, una extensa planicie situada entre los 600 y 700 metros de altitud, dominada hoy por cultivos de secano. Viñedos, cereales y olivares han sustituido casi por completo al antiguo encinar manchego-aragonés, configurando un paisaje abierto, luminoso y profundamente vinculado a la agricultura tradicional y a denominaciones de origen como la D.O. La Mancha.
Progresivamente, la cañada se adentra en la altiplanicie del Campo de Montiel, una paramera calcárea situada entre los 700 y 900 metros de altitud, salpicada por manchas de encinar, sabinar y matorral mediterráneo. En este ámbito aparece uno de los espacios naturales más singulares de Europa: el complejo lagunar de Lagunas de Ruidera, un rosario de quince lagunas encadenadas a lo largo de un corredor de más de treinta kilómetros, de extraordinaria riqueza paisajística y ecológica.
Finalmente, el trayecto se aproxima a las estribaciones de Sierra Morena Oriental, donde el paisaje se vuelve progresivamente más serrano, con dehesas, monte mediterráneo y una mayor presencia de fauna silvestre.
Fauna, biodiversidad y espacios protegidos
La combinación de llanuras cerealistas, pastizales, zonas adehesadas y monte bajo convierte a la Cañada Real Conquense en un hábitat privilegiado para numerosas especies. A lo largo del recorrido es posible observar aves esteparias como gangas, sisones y alondras, rapaces como cernícalos y aguiluchos cenizos, y con especial fortuna, a la amenazada avutarda.
Entre los mamíferos destacan zorros, liebres, conejos y, ya en las áreas serranas, jabalíes y ciervos. No es casual que varios tramos de la cañada coincidan o discurran próximos a Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), lo que refuerza su valor ambiental.
Un territorio marcado por la historia
Más allá de su dimensión natural, la Cañada Real Conquense es un auténtico eje histórico. En su entorno se conservan restos de poblados amurallados de la Edad del Bronce, asentamientos ibéricos y romanos, fortificaciones musulmanas y necrópolis visigodas.
Especial relevancia adquiere el entorno de Alhambra, identificada con la antigua Laminium, citada por autores clásicos como Ptolomeo, Plinio y Estrabón, y atravesada por importantes vías romanas. Tras la conquista cristiana en el siglo XIII, este territorio quedó bajo la influencia de la Orden de Santiago, que organizó política y judicialmente el Campo de Montiel, con Montiel como cabeza de partido.
Durante la Edad Moderna se consolidaron los señoríos seculares y, ya a finales del siglo XVIII, estas demarcaciones conformaron la antigua provincia de La Mancha.
Paisaje literario del Quijote
Todo este territorio posee además una profunda dimensión literaria. La Cañada Real Conquense atraviesa o se aproxima a localidades cargadas de patrimonio histórico y cultural como Villanueva de los Infantes, Valdepeñas, Torrenueva o Alhambra. En particular, Villanueva de los Infantes destaca por su extraordinario conjunto renacentista y barroco.
No es casual que estos paisajes sirvieran de inspiración a autores universales como Miguel de Cervantes o Francisco de Quevedo, cuyas obras han contribuido a fijar en el imaginario colectivo la identidad cultural del Campo de Montiel.
Mucho más que un camino
La Cañada Real Conquense no es solo una vía pecuaria ni un itinerario senderista. Es un hilo conductor que une naturaleza, historia, economía tradicional y cultura, un paisaje vivo que explica el pasado y ayuda a comprender el presente de esta comarca manchega.
Recorrerla es, en definitiva, caminar por la memoria del territorio.
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