La Alhóndiga de Villanueva de los Infantes: del trigo a los barrotes, y de la cárcel a la cultura.
En pleno casco histórico de Villanueva de los Infantes, a pocos pasos de la Plaza Mayor, la Alhóndiga se ha convertido en uno de los edificios que mejor resume la historia de Infantes: comercio, justicia, represión y, hoy, cultura abierta a todos.
Un “granero público” para una villa en expansión
La Alhóndiga se construyó a mediados del siglo XVI como pósito de cereal y Casa de Contratación, en un momento de fuerte crecimiento económico de la villa. Su función era clara: almacenar trigo y servir como espacio donde se compraba, vendía y regulaba el grano, clave para la subsistencia de la población y para los impuestos municipales.
Desde entonces canalizó la intensa actividad comercial de Infantes, que ya actuaba como centro de poder y de servicios para buena parte del Campo de Montiel.
El edificio responde a esa vocación práctica: un patio rectangular, abierto mediante vanos de medio punto apoyados en robustos pilares cilíndricos con capiteles toscanos. Nada superfluo: solidez, ventilación y espacio para el movimiento de sacos, carretas y hombres.
1719: cuando la alhóndiga se convirtió en cárcel
En 1719, siendo rey Felipe V, el edificio cambió de rumbo: dejó de ser sólo almacén y se transformó en la cárcel del partido de Villanueva de los Infantes, tal y como recoge la cartela de piedra situada entre las puertas de acceso a la galería.
La elección no fue casual. Infantes era ya cabeza de partido judicial y referencia administrativa para buena parte de los pueblos del Campo de Montiel. La Alhóndiga ofrecía un edificio sólido, céntrico y fácilmente controlable, perfecto para acoger la nueva Cárcel de Partido, una institución fundamental en la justicia de la época.
Una cárcel “de todo un poco”: presos comunes, civiles… y también políticos
La Cárcel de Partido de Villanueva de los Infantes fue, ante todo, una cárcel civil comarcal. Por sus celdas pasaron durante siglos:
- Presos comunes, acusados de robos, estafas, agresiones o delitos contra la propiedad.
- Detenidos por pleitos civiles o administrativos, morosos o personas retenidas de manera preventiva a la espera de juicio.
No fue una prisión “política” especializada ni un gran penal militar, pero la historia del país acabó entrando entre sus muros.
En el siglo XIX, en las guerras carlistas, las cárceles de partido de toda España –también la de Infantes– alojaron detenidos por motivos políticos o militares, de paso hacia prisiones mayores.
Durante la Guerra Civil (1936–1939) y la posguerra, también se convirtió en escenario de la represión. Documentos y testimonios recogen el paso por ella de detenidos políticos de la comarca, incluidos vecinos de Alhambra, y casos como el de Blasa Jiménez Chaparro, alcaldesa rural represaliada, encarcelada aquí en 1939 antes de ser juzgada por las autoridades franquistas.
La Alhóndiga funcionó así como eslabón intermedio de un sistema de control y castigo que iba mucho más allá del Campo de Montiel.
La memoria escrita en piedra
Uno de los detalles que más sorprende al visitante es el gran número de grabados que todavía se conservan en paredes y columnas: nombres, fechas, signos y pequeños mensajes que los presos dejaron tallados en la piedra a lo largo de los siglos.
No son grandes inscripciones solemnes, sino trazos rápidos, hechos con clavos o puntas. Gestos de identidad y resistencia: “yo estuve aquí”.
Para los vecinos de Infantes y de la comarca, esos restos convierten el edificio en un lugar de memoria, un recordatorio silencioso de quienes perdieron la libertad –y a veces la vida– entre sus muros.
De espacio de castigo a casa de cultura
El edificio fue quedando obsoleto como cárcel y, con el tiempo, se rehabilitó para un uso totalmente distinto: hoy alberga la Casa de Cultura y la Biblioteca Municipal de Villanueva de los Infantes.
En sus dependencias encontramos:
- Salón de actos, con presentaciones, conciertos y eventos.
- Patio de exposiciones, donde artistas y asociaciones muestran su trabajo.
- Biblioteca municipal y centro de internet, punto de encuentro de estudiantes, lectores y colectivos.
Patrimonio vivo del Campo de Montiel
Villanueva de los Infantes está declarada Bien de Interés Cultural y forma parte de los Pueblos Más Bonitos de España. La Alhóndiga, situada en la Calle General Pérez Ballesteros, 1, es una visita imprescindible para quienes recorren la comarca o siguen la Ruta del Quijote.
Más allá de la foto en el patio, el edificio ofrece una lectura profunda: justicia, economía, memoria histórica y cultura conviven en un mismo espacio.
Un lugar para mirar el pasado… y pensar el presente
Hoy, cuando en su patio se inaugura una exposición sobre memoria histórica o se presenta un libro sobre la Guerra Civil en la comarca, el escenario no es casual.
La antigua Cárcel de Partido, que guardó bajo llave a campesinos, alcaldes, militantes y delincuentes, se ha convertido en un lugar donde se habla abiertamente de aquello que un día se quiso silenciar.
La Alhóndiga es mucho más que un edificio: es un espejo del Campo de Montiel, un puente entre siglos, y un recordatorio de que el patrimonio no sólo se contempla… también se piensa.
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