Santa Teresa de Jesús en el Campo de Montiel: su paso por Torre de Juan Abad.
En febrero de 1575, Santa Teresa de Jesús emprendió desde Malagón su viaje hacia Beas de Segura para fundar un nuevo convento. Acompañada por nueve monjas y dos sacerdotes, recorrió tierras manchegas y llegó al atardecer del 15 de febrero a Torre de Juan Abad, una de las villas más importantes del Campo de Montiel, rodeada de viñedos y olivares.
Allí pernoctó en el hospital de pobres y, al día siguiente —Miércoles de Ceniza—, participó en la misa celebrada en la iglesia de Nuestra Señora de los Olmos, donde recibió la ceniza junto a sus compañeras. Antes de partir, dejó entre los vecinos una de sus frases más recordadas:
“Hermanas, hermanos, humildad es andar en verdad. La verdad padece, pero no perece.”
El trayecto continuó hacia Villamanrique y las sierras que separan Castilla de Andalucía. En los parajes abruptos de Sierra Morena, el grupo se extravió entre los riscos de “Gualdinfierno”, donde, según el relato de la Madre Ana de Jesús, un misterioso anciano —al que Teresa reconoció como San José— les advirtió del peligro y les salvó milagrosamente de caer al precipicio.
Finalmente, el 16 de febrero llegaron a Beas de Segura, cumpliendo su misión fundadora. Este episodio, recogido en manuscritos antiguos y estudios del padre Efrén Montalva, inmortaliza el paso de la santa abulense por el Campo de Montiel, dejando en Torre de Juan Abad una huella espiritual y mística que aún perdura con el eco de sus versos:
“Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda.”
Al evocar su paso por el Campo de Montiel, podemos contemplar cómo lo propio —lo humilde, lo rural— se convierte en escenario de lo trascendente. Santa Teresa de-Jesús enseñó que la oración puede brotar en cualquier lugar, y su paso por Torre de Juan Abad lo reafirma.
Para los habitantes de la comarca –y para los lectores de Los 23 del Campo de Montiel– esta vinculación es un motivo de orgullo: nos recuerda que nuestras tierras, aparentemente tranquilas y alejadas de los grandes centros, fueron también testigos de la historia mayor de España, de rutas espirituales, de figuras que cambiaron el rumbo de la vida religiosa y cultural.
Así pues, en la vastedad serena del Campo de Montiel, bajo cielos que vieron pasar a caballeros y bandidos, al arado y al pastor, se detuvo una mujer que renovó órdenes, fundó conventos, escribió con pasión sus poemas y oraciones, y atravesó los caminos de su tiempo con una lámpara encendida en el corazón.
Que ese instante —su llegada al pueblo — nos invite a levantar la mirada, mirar nuestros pueblos con otro reverente asombro, y saber que en cada rincón de esta tierra manchega puede alojarse lo eterno.
En estas fotografías contamos con la colaboración de nuestra amiga Mercedes, durante un precioso reportaje realizado en el paraje de la ermita templaria de Torre de Juan Abad, en el año 2022.
Si quieres saber más sobre Santa Teresa de Jesús y su relación con el Campo de Montiel, además de su vida y obra, podéis entrar en el siguiente enlace:

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