El Molino del Rezuelo, la memoria hidráulica que aún pervive en Membrilla
A unos dos kilómetros del núcleo urbano de Membrilla, junto al antiguo cauce del río Azuer, se encuentra el Molino del Rezuelo, una de las piezas más singulares del patrimonio hidráulico de la provincia de Ciudad Real. Su presencia no solo evoca la economía rural de otras épocas, sino que lo convierte en el último testigo vivo de un sistema de aprovechamiento del agua que fue esencial para el desarrollo de la comarca.
En tiempos pasados, la corriente del Azuer alimentaba un total de once molinos de agua en el término de Membrilla. Eran el Molino Chico, Molino del Paso, Molino del Comendador, Molino de Juárez, Molino de Diego del Vado, Molino de Pedro González, Molino de María Martín, Molino de Piña, Molino del Rezuelo, Molino del Blanquillo, el Molino de Santa Ana y el Molino de los Moros, este último ha estado funcionando hasta 1975. Su disposición seguía el curso fluvial en dirección desde La Solana hasta Manzanares, jalonando el paisaje agrícola de la zona y constituyendo una infraestructura básica para la molienda de cereal.
Hoy, la mayor parte de estos molinos se encuentra en estado de ruina o convertidos en restos apenas reconocibles en el terreno. La única excepción es el Molino del Rezuelo, que ha logrado conservarse en condiciones dignas y mantiene su estructura y parte de su maquinaria original. Su supervivencia permite comprender cómo funcionaban estas instalaciones, fundamentales para la economía cerealista manchega antes de la mecanización moderna.
El molino permaneció en funcionamiento hasta finales de los años setenta del siglo XX, lo que subraya su importancia y la persistencia de su utilidad en la vida rural local. Su cercanía al casco urbano hace posible acceder a él mediante un paseo agradable, lo que lo convierte en un recurso patrimonial y cultural de gran interés tanto para los habitantes de Membrilla como para los visitantes de la comarca.
Recuperar y poner en valor enclaves como el Molino del Rezuelo supone no solo proteger la memoria material de la Mancha, sino también reivindicar el papel que tuvieron estos ingenios en la transformación social y económica de su territorio. Su presencia silenciosa sigue recordando una época en la que el rumor del agua y el movimiento de las piedras marcaron el ritmo de la vida campesina.
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