En el corazón del Campo de Montiel se alza Alcubillas, un pequeño municipio de raíces profundas y alma serena, próximo a Villanueva de los Infantes, Cózar, Valdepeñas y San Carlos del Valle.
De origen musulmán, su nombre —procedente de Alcobela— evoca antiguos ecos árabes. Algunos lo traducen como “arca para agua”, otros lo vinculan con una tribu berberisca que habría hecho de estas tierras su hogar.
Con una superficie de casi 48 km², su término municipal dibuja una curiosa circunferencia casi perfecta, cuyo centro ocupa el núcleo urbano. Atravesado de Este a Oeste por la carretera C-415, Alcubillas se divide en dos zonas: el núcleo principal, organizado en torno a la Plaza y la Iglesia de Santa María Magdalena, y el Cerrillo de las Cruces, donde se levanta la ermita de San Antón, origen de un pequeño barrio nacido en 1925.
Sus calles estrechas, sus casas encaladas y su aire tranquilo conservan intacta la esencia manchega. La agricultura de secano y la ganadería siguen marcando el ritmo de la vida diaria, entre viñedos y campos de cereal que se extienden hasta donde alcanza la vista.
Al este, las suaves elevaciones recuerdan la presencia de un antiguo castillo; al sur, el río Jabalón y su afluente, el Origón, dibujan una vega fértil, mientras el Arroyo de Santa María serpentea al norte, esperando las lluvias para devolverle la vida al paisaje.
Alcubillas, un rincón donde la historia y la calma se dan la mano, guardando en silencio la esencia eterna del Campo de Montiel.

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